miércoles, 13 de mayo de 2015

IBA? IVA? QUE NO ME ENTERO!!!!


Esta actividad consistía en proponer a los alumnos una composición escrita en la que incluyan el mayor número posible de palabras con B y con V. Hemos seleccionado las siguientes redacciones. 

La voluntad
Hoy me levanté, tenía el pelo abultado, la boca seca, no veía nada, buscaba mis gafas por la cuna del bebé, pero no lograba encontrarlas, poco después de vestirme de diario, con unos vaqueros y una blusa, fui a desayunar, bebí un vaso de leche y una buena tostada con mantequilla. Poco después, de camino a la guardería, me encontré a una vieja vagando por el barrio, entonces me pidió dinero para poder vivir, su vida era horrible, así que decidí ayudarla, fui al mercado y le compré: berenjenas, bacalao, un bizcocho, buñuelos, helado de vainilla, verduras y una botella de agua. Aquella vieja de bonito rostro y muy amable, me lo agradeció muchísimo, en ese momento sentí que con una pequeña voluntad había alegrado el día de aquella mujer y el mío también.
Adela Pavón, 1ºE


El viejo vehículo de Bruno Baena
Vi hace mucho tiempo en el viejo pueblo llamado “Vivanoveo” un vehículo bonito pero muy viejo el cual era el más antiguo de los veinte que había en esa localidad. El dueño vivía en la casa vigésimo octava de la calle “Vistabuena”. Este se llamaba Bruno Baena. Bruno tenía unos bisnietos buenísimos a los que les daba varios viajes al balneario de los baños públicos.

Un día el viejo vehículo de Bruno decidió no viajar más; las ventanillas no subían ni bajaban, el volante no daba vueltas, el guardabarros estaba mohoso, el ventilador no funcionaba, las bombillas de los faros e intermitentes estaban fundidas y las ruedas estaban bloqueadas.

Así que fijaros como el viejo vehículo anduvo este tiempo. Bruno con sus bisnietos decidió que volvería a comprar otro vehículo nuevo. Pero los vecinos de “Vivanoveo” le convencieron que debería de arreglar el vehículo viejo y así volver a hacer los mismos viajes que hacía con sus nietos y darle otra oportunidad a ese vehículo. Y así fue, volvieron a viajar abuelos, bisnietos y vehículo.

MARÍA JESÚS ROLDÁN CASTRO                                            




      Había una vez dos niños llamados Bruno y Víctor, ambos con nueve años, que se decían amistosamente B y V. Un día nublado, tuvieron que jugar un partido, sabiendo que podría llover en cualquier momento.

      Estaban allí veinte personas. No existía árbitro, así que se debatía entre todos el arbitraje,hubo varias muchedumbres enfadadas entre los dos equipos. El partido tuvo dos accidentes sobre la hierva. Uno se dobló un tobillo y el otro se partió una vena (cardenal). Ya estaban cansados así que volvieron a sus casas y B y V hicieron los deberes del libro, sobre alternativa.


     Mario Jiménez León 






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